24 de octubre de 2011

Posturas interaccionistas sobre adquisición del lenguaje

1. el baby talk.

El baby talk surge de las investigaciones de psicolingüistas que trabajaban con datos empíricos a partir del marco teórico que propuso Noam Chomsky; analizaban el habla infantil haciendo seguimiento de los niños en sus hogares, este tipo de estudios se conoce como estudios longitudinales, acompañaban el desarrollo del niño y se observaban cómo iban pasando de un estado a otro.
En una primera etapa los estudios se centraron en el habla de los niños pero en los registros grabados ya estaba el corpus necesario para analizar a su vez el habla de los adultos que se dirigían a los niños. A partir de la década del setenta el habla de los adultos será el centro de la atención. Estos trabajos evidencian que el input que reciben los niños no posee esas características de caos y desorden que proponía Chomsky, por el contrario, presenta regularidades. El habla dirigida a los niños (motherese) es un modo especial que se adopta para comunicarse con niños de hasta tres años (Videla y Español, 2008), donde los adultos tienen un habla cuidada, organizada y gramatical. A su vez, corrigen el habla de los niños, están muy atentos a las producciones infantiles, especialmente con los contenidos de veracidad del mensaje, los significados y las funciones significativas y pragmáticas.
De todo esto pudo observarse que el input era muy diferente al propuesto por Chomsky y que tuviera, tal vez, un papel diferente al que se planteaba inicialmente. A medida que el niño crece cambian los patrones de interacción entre el niño y el adulto, éste está atento a las cuestiones de significado y también percibe la evolución del niño de manera que el input va siendo alterado en función del proceso.
La mayoría de los autores coinciden en que el baby talk procede del habla adulta y no del niño (como podría interpretarse en una traducción errónea del término como “habla aniñada”). A la variedad hablada por el adulto se le aplican procesos de simplificación, reducción, clarificación, para transformarla en un registro nuevo para los niños. El baby talk es, entonces, un diálogo entre la variedad del niño y la variedad del adulto.
Ferguson y Snow (1977) son los primeros en presentar un conjunto de trabajos sobre el baby talk, “Hablándole a los niños”, que serán el punto de inicio para poner el tema de relieve. Proponen que en el baby talk se presentan procesos fundamentales, por ejemplo, procesos de simplificación. Los adultos cuando se dirigen a los niños reemplazan estructuras que consideran complejas por otras más simples, así la madre no usa el pronombre “yo” usa el nombre “mamá” para auto referirse. También se simplifica el vocabulario (tu-tu, guau –guau) desde el punto de vista silábico y fonético, se acortan palabras y se sustituyen consonantes que el niño no puede producir por otras de más fácil articulación, a la vez que el adulto hiperarticula. Otros son los denominados procesos de clarificación, donde se observan cambios en el ritmo, que se hace más lento, y se presentan repeticiones. Por último, los procesos de expresividad, por ejemplo, la entonación de la curva melódica se hace más cantada.
De esta manera, queda claro que el input tiene aspectos precisos e implica mucho más que ser la base de inicio que ponga en funcionamiento el DAL.
Brown por su parte considera que simplificación y clarificación pueden entenderse como un mismo proceso, dado que surgen a partir del deseo de ser comprendido y para poder comunicarse, y probablemente una intención de enseñanza. En tanto que los proceso expresivos serían de otra índole, buscando la expresión de afecto y la captación de la atención del niño. Por su parte Halliday entiende que “aprender la lengua materna es aprender los usos del lenguaje y los significados” (Peluso y Gabbiani, 1993:43) pero no tiene en cuenta el aspecto interactivo entre madre y niño. Estos modelos no dejan ver más allá del input, aunque haya un avance al planteo inicial, porque en el proceso de adquisición intervienen factores de mayor complejidad; por ejemplo, el adulto además del hablarle al niño, utiliza conductas kinésicas y proxémicas, lo que le aporta mucha información auditiva, visual y táctil. Lo que predomina es la búsqueda de contacto, como proponen Videla y Español (2008), la función fática de la que hablaba Jakobson.

2. el modelo de Jerome Bruner.
Será Brunner (1990) quien tomará como eje fundamental para la adquisición la función pragmática del lenguaje; su concepción parte de una postura innatista pero concilia lo interaccional. Si bien acepta que pueda haber un dispositivo biológico innato para la adquisición del lenguaje (DAL), como propuso Chomsky, considera que este enfoque radical no da cuenta de lo que hace posible la “actuación” e introduce una visión nueva al respecto, porque con el DAL solo no sería suficiente. Propone que para que el DAL se ponga en marcha es necesario que exista un sistema de apoyo para la adquisición del lenguaje (SAAL), en este sistema el adulto hace posible junto con el niño los formatos interactivos. El concepto de formato interactivo va más allá del modelo de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP).
Recordemos que para Vygotsky “El aprendizaje humano presupone una naturaleza social específica y un proceso, mediante el cual los niños acceden a la vida intelectual de aquellos que les rodean” (Vygotsky, 1978, en Peluso y Gabbiani, 1993:32). El ZDP hace posible mediante la guía adulta que el niño logre resolver problemas que de manera individual no podría cumplir, pero la relación entre ambos es asimétrica, en tanto el adulto es quien posee la mejor posición respecto al uso del lenguaje, la mayor información, etc.
En cambio, en Bruner la interacción no siempre es asimétrica, ambos, madre y niño, ponen en juego el intercambio de relacionamiento para lograr las metas propuestas,
“un formato supone una interacción contingente entre al menos dos partes actuantes, contingente en el sentido que puede mostrarse que las respuestas de cada miembro dependen de una anterior respuesta del otro” (Bruner, 1984, en Peluso y Gabbiani, 1993:52).
En aquellas circunstancias donde la relación es asimétrica introduce la noción de andamiaje, son conductas de los adultos para que el niño logre su meta a pesar de sus capacidades limitadas por la etapa en la que se encuentra. Así tenemos el formato para la adquisición del lenguaje (FAL), “…el formato es un microcosmos, definido por reglas, en que el adulto y el niño hacen cosas uno para el otro y entre sí (…) es el instrumento de una interacción humana regulada” (Bruner, 1984: 179 en Peluso y Gabbiani, 1993:53). Quiere decir que el énfasis está en los procesos interactivos, y como explican Peluso y Gabbiani el FAL hace posible que se entable una ZDP entre el niño y el adulto. En ese proceso interactivo el adulto transmite su lenguaje, su visión del mundo y su cultura (Peluso y Gabbiani, 1993:53). La madre y el niño van transitando por esquemas interaccionales que están ritualizados y que son imprescindibles para la adquisición del lenguaje.
En definitiva, el niño en los procesos de interacción social con el otro, aprende a usar y reconocer las intenciones, a decodificar la cultura en la que ha nacido, a manejar el nivel pragmático del lenguaje, y, como propuso Austin, a “hacer cosas con palabras”.







BIBLIOGRAFÍA


BROWN, H. D. (2000) First language acquisition (cap. 2), Principles of language learning and teaching, Longman, New York.

BROWN, Roger. (1977) Introduction, en Snow y Ferguson (ed) Talking to children. Language input and acquisition, Cambridge University Press, Cambridge.

BRUNER, J. (1984) Concepciones de la infancia: Freud, Piaget y Vygotsky (cap. 1), Los formatos de la adquisición del lenguaje (cap. 8), Acción, pensamiento y lenguaje, Alianza, Madrid.
(1986) Introducción (cap. 1), De la comunicación al habla (cap. 2), Jugar, juegos y lenguaje (cap. 3), El habla del niño, Paidós, Barcelona.

GABBIANI, B. y L. PELUSO (1993) El otro-adulto en la niñez (cap. 1), Lenguaje, pensamiento y educación. Matrices sociales y desarrollo de las habilidades lingüístico-cognitivas, Amauta – FHUCE, Montevideo.

LEMOS, Claudia T. G. de (1986 ) Interacionismo e aquisiçâo de linguagem, en D.E.L.T.A., Vol. 2, nº 2: 231-248.

VYGOTSKI, L.(1979) Internalización de las funciones psicológicas superiores (cap. 4), Interacción entre aprendizaje y desarrollo (cap. 6), El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Crítica, Barcelona

1 comentario:

Elias dijo...

Buen artículo!
Me gustó. Espero más de adquisición.